I_a _isemanalmente a un salón de té que esta_a iluminado por una luz ám_ar.
Si se o_serva_a bien, esta iluminación da_a un am_iente especial al salón, al proyectar una _eta dorada sobre la pared que se parecía a la _eta (letra griega) y era o_vio que el _onachón y sa_io caballero esta_a a sus anchas en ese lugar.
El _ello al_ino se senta_a en medio del salón que tanto ama_a sin importarle si todavía esta_a lavándolo.
Después, busca_a en el periódico una _acante, con el incoherente y am_igüo deseo de no encontrar ningún trabajo.
Debido a su ideología se re_ela_a y sentía ad_ersión contra los _urgueses y _otaba por los vaga_undos que no tenían ninguna responsa_ilidad.
Era _ilingüe y adora_a la _i_liomanía, por lo que en su con_ersación mostra_a gran flexi_ilidad, con _ase en lo a_surdo.
Se autonom_raba _illano y proclamaba ser amigo de los nati_os de una isla en la que tenía _astos _ienes y se cultivaban _ayas (frutos) cerca de las _allas.
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_oy a descri_iros algo que parece una historia de _illanos dedicados al pillaje.
En la _illa ha_ía un _illar en los que los vaga_undos juga_an al cu_ilete y se da_an de cu_azos y no _ayáis a creer que sucum_ían si reci_ían, con un cu_o, un golpe en el cú_ito.
Nada de eso; continua_an tan brutos que no siguieron la ad_ertencia de que les con_enía alimentarse sólo de animales frugí_oros, herbí_oros o graní_oros, porque a los carní_oros se les atribuía que con_ertían en _ígamo al que los comía,
como sucedió en el _ienio mágico.
Pero aquellos erra_undos sucum_ían a la tentación y se en_ilecían sin ad_ertir la maniobra del _icecónsul, el ad_enedizo que presumía de _íceps, quien esta_a reca_ando autorización para hacerles reca_ar la tierra, de lo cual les a_solvió.
En un carro tirado por _ueyes que se empeñaban en hacer cor_etas como los caballos, se dirigían a la cor_eta que les llevaría lejos.
Al dar la _uelta al camino el corazón les dio un _uelco al divisarla y gritaron ¡ hurra !